Mercados del Reciclaje


El reciclaje como parte de la estructura del manejo integral de residuos sólidos permite que los residuos sean valorizables, es decir, que tengan valor económico. Diversos estudios han comprobado que el reciclaje brinda un sinnúmero de ventajas sociales, económicas y ambientales. Entre éstas sobresale el ahorro de energía, la menor descompresión de los recursos vírgenes, el incremento de los productos tangibles y; la generación de empleos, entre otros.

En lo que respecta al ahorro energético, en el caso del reciclaje de aluminio, se ha comprobado que este proceso reduce en un 95% el consumo de energía respecto a la elaboración a partir de materiales vírgenes, en los plásticos el 70%, para el acero 60%, para papel y vidrio 40% y 30%, respectivamente. Sin embargo en algunos casos el reciclaje conlleva a costos elevados en términos de recolección, transporte y tratamiento.

Sobre esta disyuntiva, el especialista Lacayo plantea que el reciclaje debe ser considerado como parte integral del manejo de los residuos sólidos, no como un fin en sí mismo, y promoverse cuando ofrece beneficios ambientales y económicos. Para ello ejemplifica que en Corn Island se tiene un experimento para recuperar vidrio, metal y aceite usado, pero es costoso transportarlo a Managua para que se le dé tratamiento, por lo que se deben de recurrir a otras medidas.

Los beneficios obtenidos del reciclaje son mayores cuando los residuos están limpios, ya que esto aumenta su valor de mercado, y cuando están disponibles en grandes cantidades. Dentro de este aspecto la separación en la fuente constituye un elemento fundamental para lograr la maximización del beneficio del programa de reciclaje. En Nicaragua no se cuenta con una Ley Especial de Residuos Sólidos, que obligue y regule la clasificación de los materiales desde el ámbito doméstico hasta las instituciones estatales y privadas.

Lacayo considera que un factor importante para que el reciclaje funcione en Nicaragua es la creación de centros regionales en ciudades como León, Chinandega y Matagalpa, que funcionen como centros acopiadores y así que los sistemas se beneficien de las economías de escala. Esto necesita de la colaboración de las municipalidades, del gobierno central y de la sociedad en general.

Por tanto, para el tratamiento de los residuos hay que analizar el tipo de residuos, el volumen y las características de la localidad. De esta manera si en una determinada comunidad se producen principalmente residuos orgánicos biodegradables que no cuente con recursos tecnológicos y financieros, las alternativas a considerar serían el compostaje.

Por otro lado, si es un área urbana con una densidad elevada de población y con cierto grado de nivel industrial, la generación de los residuos sólidos será significativa y estará compuesta en gran parte por material inorgánico que podría ser reciclado, procesado física o químicamente o que se dirija a rellenos sanitarios.

La decisión respecto a la combinación de formas de manejo de los residuos a implantar en una municipalidad, está en dependencia de un diagnóstico sobre los volúmenes y tipos de residuos que se generen y en la disposición de recursos humanos, técnicos, materiales y financieros.

Ciertamente el reciclaje no es la solución absoluta, pero es la opción más viable en el largo plazo; sin embargo, se necesita que la población se apropie del concepto reducir – reusar - reciclar y que las empresas conciban que esto no es solo sostenible para el medio ambiente, sino que puede ser económicamente sostenible.

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